divendres, 25 de març del 2011

Aquí empieza nuestra aventura

Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos.
Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla.
Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre.
Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra.
Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.
Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia.
Todo va enlazado.

No entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.
¿Dónde está el matorral?
Destruido.
¿Dónde esta el águila?
Desapareció.
Termina la vida y empieza la supervivencia.


En 1854, el Gran Jefe Blanco de Washington hizo una oferta por una gran extensión de tierras indias, prometiendo crear una "reservación" para el pueblo indígena.
La respuesta del Jefe Seattle, aquí publicada en su totalidad, ha sido descrita como la declaración más bella y más profunda jamás hecha sobre el medio ambiente.

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