De vegades no coneixem les respostes, i en la majoria de casos no ens fan falta. No obstant reflexionar sempre ens fa falta ja que ens permet, no trobar respostes, però sí veure les coses més clares i senzilles del que semblen ser.
Avui m'agradaria deixar-vos un conte per reflexionar.
La esencia de la sabiduría
El viejo rey había muerto demasiado pronto. Su joven hijo aún no había alcanzado la madurez. Subió al trono, preocupado por estar tan poco formado para el cargo que le correspondía. Tenía esa penosa sensación de que la corona se le caía de la cabeza, de que era demasiado grande y demasiado pesada. Se atrevió a decirlo.Los consejeros se tranquilizaron; pensaron: “Su conciencia de no saber, de no estar listo, le predispone a ser un buen rey, capaz de aceptar consejos, de escuchar sugerencias sin precipitarse a la hora de tomar una decisión, de reconocer un error y de aceptar corregirlo. Alegrémonos por el reino”.
Él, deseoso de instruirse, hizo llamar a todos los sabios del reino: eruditos, monjes y sabios probados. De entre ellos eligió algunos como consejeros y pidió a los demás que recorrieran el mundo entero para ir a buscar y traer toda la ciencia conocida en su época, con el fin de extraer de ella el conocimiento, incluso la sabiduría.
Algunos partieron tan lejos como las tierras podían llevarles, otros tomaron vías marítimas hasta los confines del horizonte. Regresaron dieciséis años más tarde, cargados de rollos, libros, sellos y símbolos. El palacio era vasto. No pudo, sin embargo, albergar tan prodigiosa abundancia de ciencia. ¡Sólo el que regresaba de China había traído consigo, sobre innumerables dromedarios, los veintitrés mil volúmenes de la enciclopedia Cang-Xi, así como las obras de Lao Tse, Confucio, Mencio y otros muchos, tanto renombrados como desconocidos!
El rey recorrió a caballo la ciudad del saber que había tenido que mandar construir para recibir tal abundancia. Se sintió satisfecho de sus mensajeros, pero comprendió que una sola vida no bastaría para leerlo todo, para comprenderlo todo. Solicitó entonces a los letrados que leyeran los libros en su lugar, que extrajeran de ellos la médula esencial y que redactaran, para cada ciencia, una obra comprensible.
Pasaron ocho años antes de que los letrados pudieran entregar al rey una biblioteca constituida por los simples resúmenes de toda la ciencia humana. El rey recorrió a pie la inmensa biblioteca así constituida. Ya no era tan joven, veía la vejez llegar dando zancadas, y comprendió que no tendría tiempo en esta vida para leer y asimilar todo eso. Pidió entonces a los letrados que habían estudiado esos textos que no escribieran más que un único artículo por ciencia, yendo directamente a lo esencial.
Pasaron ocho años antes de que todos los artículos estuvieran listos, ya que buen número de los eruditos que habían partido hacia los confines del mundo recogiendo todo saber estaban ya muertos, y los jóvenes letrados que proseguían la obra en curso debían leer previamente todo el material antes de escribir un artículo.
Finalmente se le entregó un libro en varios volúmenes al anciano rey, postrado en su cama, enfermo. Rogó que cada cual resumiera su artículo en una frase.
Resumir una ciencia en pocas palabras no era cosa fácil. Se necesitaron ocho años más. Se concibió un único libro que contenía una frase sobre cada una de las ciencias y las sabidurías estudiadas. Al viejo consejero que le traía el libro, el rey moribundo le pidió en un murmullo:
-Dime una única frase que resuma todo este saber, toda esta sabiduría. ¡Una sola frase antes de mi muerte!
-Majestad- dijo el consejero-, toda la sabiduría del mundo cabe en tres palabras: “Vivir el instante”.
Realment és un d'aquells contes que pots llegir un i altre cop i sempre hi trobaras alguna cosa nova o que et cridi l'atenció.
Espero que el gaudiu tant com jo.
Una abraçada.
Xavier
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada