Desde hace siglos que se sabe que la educación es la base de toda civilización.
Desde la escuela, instituto o universidad se forjan los pilares de toda sociedad moderna.
El sistema universitario europeo, permite la libre circulación y matriculación de los estudiantes en la universidad o facultad que consideren más adecuada.
Me sorprende que en una lugar como este, Barcelona, que pertenece a una controvertida Comunidad Autónoma como Catalunya, la Universidad dé pie a la práctica fluida y sin complejos del catalán.
La gente autóctona, como ya he dicho en posts anteriores, no presenta un uso uniforme de la lengua catalana en su intimidad familiar o su entorno laboral. Vaya, que no todos hablan en catalán normalmente aunque lo usen sin problema.
La gente de la Comunidad Valenciana que presentan las mismas características que el primer ejemplo de catalanes, recurren rápidamente al castellano cuando se ven en apuros, pero me sorprende cómo se esfuerzan en hablar una lengua en la que no se ven demasiado cómodos, y además casi sin darse cuenta.
Al menos en mi facultad, la gente que no pertenece a comunidades catalanoparlantes no dan signos manifestados abiertamente de que necesiten un cambio de idioma. No quiero decir que en algunos momentos no se sientan perdidos.
Con esto, quiero resaltar el papel de la educación, del profesorado y la dirección de una institución académica (del nivel que sea) a la contribución de la conservación y normalización de una lengua minoritaria, que cada vez lo es menos, por suerte.
Quiero ratificar la necesidad de una educación en catalán de, al menos, el 80% de las asignaturas. Pasamos los 23 primeros años de nuestra vida en la escuela, son 23 años de educación en catalán. Sólo queda una generación más como la nuestra para llegar al "no complejo de". Qué ganas
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