dimarts, 13 de desembre del 2011

Temores de la infancia

Buscando el monstruo bajo la cama




Todos los que recordamos cuando fuimos unos renacuajos, nos acordamos con nostalgia de lo enormes que nos parecían el armario empotrado de nuestra abuela, el interminable pasillo del apartamento del tito, las siniestras escaleras del apartamento de Valencia y del loco que aparecería si mirábamos demasiado tiempo por la mirilla de la puerta….

El alivio y la seguridad que sentía cuando sabía que no había nada ni nadie debajo de la cama, no tenían precio. Mirar debajo de la cama al despertar era tan instintivo como pegar un salto rápido antes de meterte en ella por las noches. Pero, yo me pregunto… porque no era por las noches cuando nos asegurábamos que no hubiera ningún ente perverso bajo nuestro lecho? Tanto miedo teníamos a que nos cogieran por los pies un par de manos famélicas y demacradas para llevarnos a lo más profundo de mundo de “debajo de la cama”?
Me acuerdo de las carreras que me pegaba en mi piso de huyendo de mi habitación temerosa de que saliera “Chucky” de entre todos mis peluches para hacerme no-se-qué, porque claro, la película no la había visto, como es normal, yo tendría 7 años a lo sumo… pero la publicidad hace estragos xDD

Y porqué nos escondíamos debajo de la manta cuando oíamos un ruido?? Es que nos iban a a proteger de aquel malvado caco que nos iba a robar hasta el alma? Nos protegerían de sus puñaladas? Por suerte, muchos de nosotros no tuvimos que comprobarlo nunca.

¿A quien no le daba miedo la oscuridad? Que temíamos que pasara? Yo… sinceramente no le tenía miedo precisamente a la oscuridad, le tenía miedo a que en la oscuridad pudiera ver algo que no se pudiera ver a la luz del día, algo mágico y peligroso. Podía perfectamente ir hasta el baño con los ojos cerrados, por ejemplo. No me hubiera gustado ver algún espíritu xD

Precisamente por este motivo y por alguna secuela que “Chucky” dejó en mi cabeza, me daba miedo quedarme sola en una habitación. O por ejemplo cuando mi madre se iba a comprar alguna cosa y yo tenía que hacer los deberes…. no podía hacerlos, tenía que tener la tele puesta, o cantar….lo que fuera para demostrarme que no había nadie ni “nada” más que yo. Que fuerte!

No es que diciendo esto quiera decir que ahora ya no tenga temores, ahora es mucho peor.
Hoy en día con las películas de terror, thrillers y videojuegos de suspense psicológico ambientadas en ciudades infestadas de zombies immortales, lo paso fatal. Los temores infantiles se han vuelto peores…
Me sigue dando miedo mirar por la mirilla de la puerta, y eso que no he visto ninguna de las entregas de SAW. Ya no me imagino cosas que no existen, pero sigo temiendo que un día vuelvan para llevarme a su mundo tenebroso.... y sigo corriendo por las escaleras de mi bloque de pisos cuando la luz se apaga.

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