Después de dos entradas introductorias, ha llegado el momento de hablar de lo que realmente me ha llevado a unirme a este proyecto. La realidad.
Mientras en Barcelona votamos en un referéndum no vinculante sobre la posible independencia de Catalunya, la realidad del país no cambia. Tenemos el mismo pacto fiscal nimio que hace 30 años; tenemos al mismo Jefe del Ejecutivo y candidato de la oposición en sus estúpidas y estériles disputas de patio de colegio; tenemos la misma economía débil y dependiente de inversiones extranjeras que hace peligrar su continuidad, y nos acerca a un rescate de UE, lo que provocaría una crisis mundial en sí misma.
No me puedo explanar a explicar el porqué de esta última afirmación, pero no es sólo una percepción personal.
Aquí en Barcelona, desde hace 3 meses, y gracias a la plataforma “Barcelona Decideix!”, los mayores de 16 años e inmigrantes residentes en la ciudad, podemos votar a favor o en contra de la independencia de Catalunya respecto al estado Español. Esto en sí ya es una contradicción, convocar una votación a referéndum con 3 meses de antelación, pero no se pretende demostrar qué porcentaje de población está a favor de la independencia. Se quiere manifestar el deseo del cumplimiento de un derecho fundamental de las naciones, que es el de la AUTODETERMINACIÓN, recogido en La Carta de Las Naciones Unidas (art. 73), y en la Asamblea General de la ONU como tal.
Lo único que pretenden estas consultas no vinculantes es que la clase política no pueda mirar hacia otro lado cuando hablamos de derechos fundamentales: Que los políticos catalanes dirijan sus políticas a facilitar la inversión extranjera, fomentar la inversión nacional, consolidar una educación eficaz y efectiva dirigida a formar profesionales competitivos en una Europa cada vez más alejada de nosotros, dentro del mundo globalizado.
En pocas palabras,facilitar el camino hacia una independencia de España fructífera, ventajosa y plena.
Creo que debería ser de sentido común que la autodeterminación es un derecho fundamental que tienen que poder ejercer las personas que vivan en una determinada región. Y si quieren ser libres, que lo sean. ¿Inteligente? No lo sé.
ResponEliminaMe parece también justo una unión económica no sólo continental sino global, en pro del desarrollo conjunto, una asignatura que aún no vamos a aprobar este curso.
Es evidente que cada economía particular debe tener una moneda propia gestionada por ésta y no una macroeconomía en la que unas regiones caigan en pro de otras, que tristemente es el principal motivo del rescate económico de los socios de la UE, sin tener en cuenta para nada el factor humanitario.
También se puede ver éste como una lucha por igualar las distintas fuerzas que compiten económicamente, para que fruto de esta competencia nos desarrollemos poco a poco y sin perjuicios para nadie, en vez de emporquecer banqueros y resecar a los trabajadores de siempre, lleven o no corbata.
Difícilmente va a arreglar algo la independencia, pero es un derecho. Si tuviera que elegir, me quedo dependiente pero votando a un partido sensato, en vez de con un partido independentista que me vende lo mismo que el españolista pero en mi lengua. No quiero que me puteen en ninguna
(@iozuphantom)
Desde Madrid estamos encantados de veros independientes. Ojala.
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